Y no se trata solamente de los espectadores espa?oles que seguían estas fabulosas historias delante sus pantallas, hablamos sobre el interés que se despertó al nivel mundial. Literatura espa?ola también ha desarrollado mucho el tema histórico y la novela, como el género, prospera ahora más que nunca. El mercado literario se llenó de los innumerables títulos de las novelas históricas. Hoy en día el lector puede encontrar sin problema los libros que le llevarán a cualquiera de las épocas vividas y experimentadas, a cualquier lugar (incluso lo más remoto) donde sus antepasados dejaron la huella durante su glorioso pasado. Yo, como investigadora, quiero entender por mi cuenta ?por qué se ha hecho tan popular mirar atrás en lugar de proyectar hacia el futuro?
Para enganchar al lector y destacar entre numerosos títulos, los autores, a menudo, utilizan las personas históricas reales como los protagonistas principales. Este truco funciona muy bien, porque las vidas y los hechos de estas personas pueden conmover cien veces más que la ficción. Además, para atraer al lector contemporáneo y darle los motivos para futuras reflexiones, a la trama se a?aden los personajes inventados, por supuesto siempre y cuando son peculiares, cautivadores y provocadores. Por eso, entre páginas aparecen los que no tenían oportunidad de ser mencionado en el discurso oficial. La vida cotidiana, documentada en los archivos de poca importancia; los pensamientos privados, reflejados en las cartas o diarios de sus due?os; las relaciones entre distintas clases sociales; las historias de la gente minoritaria de todos tipos (mujeres, infieles, esclavos, plebeyos), hay que sacar a la luz todo aquello que carecía del valor según los historiadores oficiales. Investigar la nueva novela histórica es como otorgar el alma y los sentimientos a los acontecimientos, dar nuevos matices y nuevas visiones al pasado.
Cuando a ?ngeles de Irisarri, como a una de las mejores novelistas en su género, le encargaron una novela sobre Isabel la Católica, la autora zaragozana se sintió algo confusa. Isabel, como el personaje histórico, no le gustaba a la escritora en absoluto. Por eso escribir el libro sobre ella, le parecía algo forzado. Pero cuando Irisarri empezó estudiar el asunto, realizando su investigación a base de los documentos y testimonios de los contemporáneos de la reina, se cambió completamente de opinión. Resultó, que la autora no conocía de verdad ni a Isabel, ni la vida de la gente ordinaria de la época.
Al final, en su novela Isabel, La Reina, Irisarri niega al discurso oficial su visión patriarcal masculina de la historia. La reescribe creando su versión de los acontecimientos. Esta historia se demuestra a través de los corazones, mentes y almas de sus heroínas. El mundo de Irisarri es muy polifónico, lleno de diferentes voces, donde cada personaje cuenta su leyenda, describe su fantasía o predice su destino. Curioso, pero esta polifonía no solo no impide seguir la trama, sino ayuda a transferirnos a aquellos tiempos, sentir olores, sabores, bullicio de las ciudades y ruido de sus calles. El mosaico de estilos literarios de la novela – la crónica, el realismo mágico, la narración picaresca – nos traslada a la atmosfera de la época tan esencial para la cultura castellana. Hablamos del siglo, cuando empezó formarse la identidad cultural y nacional espa?ola. Por eso analizar este tipo de narración es como hacer el intento de entender mejor a nosotros mismos. Sin conocer nuestro pasado es imposible a responder a la pregunta ?quiénes somos? Y si no sabemos quienes somos, ?cómo vamos a poder construir nuestro futuro?