En mi opinión, desvían la atención sobre las causas más profundas de su diáspora. Estas son fundamentalmente estructurales: la concentración de la riqueza, la exclusión social de zonas rurales, desplazamientos por violencia o de tipo ecológico, y desigualdad de género, en contraste con su riqueza cultural, lingüística y diversidad étnica. Digamos que el enfoque de la cobertura mediática pocas veces trata sobre la historia colonial o imperiales que antecede a estas migraciones.
En mi proyecto de investigación, analizaré la novela Las tierras arrasadas de Emiliano Monge (2015) con temática migratoria, ensamblada polifónicamente, como un colectivo de voces anónimas. En ella se describe el tránsito subalternizado, o sea de sujetos de no existencia en los personajes migrantes, una narración donde reina un ambiente de violencia y corrupción. En los caminos de la selva vegetal grupos de inmigrantes son emboscados por otros hombres, extorsionadores en un espacio ficcional fronterizo: la selva, el desierto y el laberinto. Convoyes de migrantes presentados ya sin humanidad. Estos escenarios sugieren los límites entre México y Guatemala, enclave de la civilización Maya, donde se retrata su tortuoso camino, lo que han dejado atrás: tierras sin oportunidades y desigualdad social. El escenario es un lugar de paso en el cruce de fronteras, en el río Suchiate en la región indígena Maya. Además, es frecuente relacionar la crisis centroamericana con ciudadanos que viajan principalmente de El Salvador, Honduras o Guatemala, pero lo cierto es que las estadísticas nos dan otros datos. Algunos viajan desde Cuba, Sudamérica, Asia, Oriente Medio, ?frica o Menonitas Alemanes desde Belice que llegan a Tapachula, principal punto de entrada. México, ha sido históricamente un cruce de fronteras, de encuentros, mestizajes y punto en el que siguen convergiendo personas de culturas de todo el mundo. Las sociedades a escala global se han conformado con movimientos y asentamientos humanos como parte de la naturaleza nómada de los individuos.
Mi propósito será explorar cómo en la novela factores históricos, políticos o socioeconómicos tienen vinculos estrechos con la diáspora contemporánea. Se tiende a creer que son hechos aislados, que solo dependen de las crisis de los gobiernos en turno de esas regiones. La realidad es que si se hace una conexión más profunda entre las migraciones y las expansiones coloniales los resultados serían otros. Ello se debe a que a pesar del fin de la ocupación territorial de Espa?a y otras naciones Europeas, y con las independencias de esas naciones las estructuras continuaron con las mismas lógicas coloniales en muchas de estas sociedades. Por ejemplo, pueblos donde las transnacionales siguen expandiendo sus compa?ías o explotando los recursos naturales o las intervenciones imperialistas contemporáneas de los 80s de Estados Unidos, por ejemplo, en Centroamérica, invadiendo un país para mantener supuestamente la estabilidad de la región. Como muestra, los da?os de las empresas monsanto con sus cultivos transgénicos o bien la instalación de turbinas eólicas en México de empresas espa?olas, francesas, estadounidenses como Monsanto, Iberdrola, Energies Nouvelles, entre otras. Las políticas neoliberales tienen efectos devastadores para las comunidades: allí el viento y las tierras son una mercancía. Con este trabajo, intento hacer un abordaje de la novela de Monge desde el giro decolonial para indagar cómo la trama y su tratamiento plantea justamente las implicaciones de la modernidad/colonialidad que han afectado la autoridad política, identidades, saberes y la cultura comunitaria. Dicho lo anterior, podemos decir que estas relaciones de explotación Norte-Sur, han causado dichos estragos, en las tierras que han quedado “arrasadas” como bien apunta la novela de Monge, donde se recrea un espacio Dantesco con personajes que personifican el autoritarismo de la patria, en un espacio ficcional tomado de la misma realidad latinoamericana en el siglo XXI.